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Una comunidad virtual de mujeres expatriadas para mantener el vínculo y la lengua

Elisabet Anton Velaz es oriunda de Tossa de Mar, pero se marchó a vivir al extranjero en 2005. Desde entonces, ha vivido en los Países Bajos, en Rusia, en China y, desde hace un par de años, en Colombia. Ella es, como tantas otras, una expatriada. Ahora, sin embargo, ha tenido una idea que puede ayudarla a ella y a otras muchas mujeres en la misma situación a sentirse, cuando menos más cerca de casa, sí más acompañada. A través del perfil de Instagram expatriades.cat está creando una comunidad virtual en catalán de mujeres que viven fuera de Cataluña.

«Un día iba conduciendo por Cataluña y sentí en la radio los resultados del Observatori.cat. Como consumidora de redes, sigo unos cuantos perfiles que hablan de expatriación. Aun así, la mayoría son en inglés y castellano, así que tuve la idea de hacer algo en catalán y para mujeres», explica Elisabet desde su domicilio habitual, en Colombia.

La respuesta ha sido positiva, explica, y ya está en contacto con otras expatriadas para compartir sus experiencias: «No tiene que ser un perfil personal, sino algo colaborativo en que mujeres que hablan catalán y viven en diferentes partes del mundo compartimos recursos, curiosidades y consejos.»

La idea es pues crear una comunidad de apoyo y curas: «Las primeras semanas en un país desconocido es muy normal sentirte sola, y saber que hay alguien en tu misma situación ayuda mucho. Encontrar mujeres que han vivido o están viviendo la misma experiencia puede ser de apoyo».

¿Qué tendrá que ofrecer esta comunidad? Desde historias personales, de emprendimiento femenino en el extranjero, mujeres que se han tenido que reinventar laboralmente, pero no solo: «También hay que mantener viva la lengua entre los niños, que no tienen un acceso al catalán tan directo». Elisabet mira las noticias en la aplicación del 3/24, pero quizás no es el contenido más ameno y divertido para sus tres hijos: «La comunidad tendrá que servir también para compartir recursos audiovisuales o juegos en catalán, o incluso para compartir con otras familias expatriadas cómo celebramos las festividades catalanas».

Todo ello, asume Elisabet, no sería posible sin los adelantos tecnológicos de los últimos años: «Las redes e Internet ponen todo esto mucho más fácil que cuando me marché hace 17 años, entonces cuando llamaba a casa lo hacía por cobro revertido».

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